PASTORAL
23 de octubre, 19:30hs, Teatro Solís.
Directora invitada: Roit Feldenkreis
Solista: Alon Goldstein (piano)
Programa:
SERGIO CERVETTI – Two leaves 16’
LUDWIG VAN BEETHOVEN - Concierto para piano Nº 4 35’
Allegro moderato
Andante con moto
Rondo. Vivace
LUDWIG VAN BEETHOVEN - Sinfonía Nº 6 “Pastoral” 42’
Despertar de alegres sentimientos al encontrarse en el campo: Allegro ma non troppo
Escena junto al arroyo: Andante molto moto
Animada reunión de campesinos: Allegro
Relámpagos. Tormentas: Allegro
Himno de los pastores. Alegría y sentimientos de agradecimineto después de la tormenta: Allegretto
ROIT FELDENKREIS
Graduada de la Universidad de Tel Aviv, tiene una maestría en Dirección de Orquesta con honores de la Escuela de Música Buchman-Mehta, donde estudió con Yoav Talmi y Mandy Rodan. También ha estudiado dirección con los maestros Noam Sheriff, Zsolt Nagy, Avi Ostrovski, Ze’ev Dorman, Giselle Ben-Dor, Helmut Riling, Manfred Honneck y Julian Raichlin, entre otros.
Inicia su carrera musical como soprano, actuando como solista con el Coro Filarmónico de Israel y el Coro de Ópera de Israel, entre otros.
Ha ganado el Concurso de Dirección de Solistas Clásicos de Londres (2014) y ha fundado y dirigido la Orquesta de Cámara Moshavot de Israel, una orquesta semiprofesional en el norte de Israel (2011-2019), ubicado en el prestigioso Elma Arts Hall. Junto a esta orquesta realiza estrenos mundiales de compositores contemporáneos de Israel y de todo el mundo, además de realizar regularmente series de conciertos orientados a la familia para promover la música clásica entre los jóvenes.
En 2019 Roit se traslada a Barcelona con su familia, donde actualmente es Directora Principal Invitada de la Orquesta de Cámara Catalana de Barcelona y la Orquesta Sinfónica de Sant Cugat de Barcelona; y directora invitada colaborando con numerosas orquestas en España, Israel y en todo el mundo como la Orquesta Sinfónica de Jerusalén, Orquesta Sinfónica de Haifa, Sinfonietta de Beer Sheva, Orquesta NK de Israel, Solistas de Londres, Orquesta Filarmónica de Zacatecas, Orquesta Nacional de Paraguay, Orquesta Filarmónica Campana de Nápoles, Orquesta Filarmónica de Montevideo y otras.
Alon Goldstein
Hizo su debut orquestal a los 18 años con la Filarmónica de Israel bajo la batuta de Zubin Mehta y regresó hace unas temporadas con el Maestro Herbert Blomstedt en el Concierto Nº1 de Beethoven.
En las últimas temporadas, Goldstein ha actuado con la Filarmónica de Los Angeles, Orquesta de Filadelfia; las sinfónicas de San Francisco, Baltimore, St. Louis, Houston, Vancouver, Kansas City, Indianápolis y Carolina del Norte; y orquestas en gira por París, México, Rusia, Rumania y Bulgaria.
Cuenta con grabaciones junto al sello Naxos que incluyen una serie de conciertos para piano de Mozart (arreglados por Ignaz Lachner) con el Fine Arts Quartet, tríos para piano de Dvorak con el Tempest Trio y un álbum de sonatas para piano de Scarlatti.
Se desempeña como director artístico de la escuela de verano de la Fundación Lieven Piano en Viena, así como director artístico del Festival Mt. Angel Abbey Bach en Oregón, y codirector de la serie de conferencias y conciertos de artistas distinguidos en Santa Cruz, CA.
Es fundador de Emerald Coast Music Alliance, cuyo festival anual en Florida está dedicado a compartir de forma gratuita la belleza de la música clásica con comunidades marginadas.
Graduado en el Conservatorio Peabody, donde estudió con Leon Fleisher y fue su asistente. En 2019, Goldstein fue elegido miembro de la Sociedad de Académicos de Johns Hopkins, un honor otorgado a los graduados de la institución que han alcanzado la excelencia en su campo.
Como docente, Goldstein ocupa la Cátedra Strandberg y es Profesor invitado de la cátedra de Piano en el Conservatorio de la UMKC. También ha impartido clases en el Instituto Steans del Festival Ravinia, el Festival Internacional de Teclado Gilmore y en las clases magistrales internacionales de piano “Tel Hai” en Israel, además de residencias educativas extendidas en todo el mundo.
Sergio Cervetti – Dance of theTwo leaves
Sergio Cervetti (Dolores, Soriano, 1940), de padre italiano y madre francesa, se contactó con la música en su ciudad natal y luego en el Conservatorio Nacional de Música, donde estudió con Carlos Estrada y Guido Santórsola. En 1962 dejó Uruguay para estudiar composición en EEUU. En 1966 obtuvo reconocimiento internacional cuando fue premiado en la categoría música de cámara durante el III Festival de Música de Caracas. En 1969, luego de completar sus estudios en el Conservatorio Peabody bajo la tutela de Ernst Krenek y Stefan Grové, fue invitado como compositor en residencia en Berlín. Desde 1972 a 1997 y durante 2007 y 2008 fue Master Teacher of Music en la Tisch School of the Arts de la New York University. Durante ese período compuso más de 150 obras de concierto y también para danza, teatro y cine, cuya mayoría ha sido interpretada en diversos festivales y conciertos en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. La obra de Cervetti incorpora el elemento folklórico, la tradición europea y la estética minimalista; también ha incursionado en la música electroacústica El compositor define su estética actual como “libre y flexible”. Su producción muestra una síntesis de técnicas de diversos períodos y también recurre al patrimonio musical sudamericano. Entre sus obras más importantes hay que considerar Las Indias Olvidadas, concierto para clave y conjunto instrumental; Nazca, para orquesta de cuerdas; Candombe para orquesta - también en versión para clave - , las óperas Elegy For A Prince y YUM!;...de la tierra, improvisación aleatoria; Concierto para trompeta y cuerdas; Concertino para piano, maderas y timbales y tres obras para gran orquesta: Consolamentum; Et in Arcadia Ego y The Road to Bremen. Cervetti define así su inspiración: “La música es a menudo incapaz de describir por sí misma. Por esto algunos compositores necesitan palabras o imágenes para expresar sus sentimientos. En mi caso, mi música está en deuda, de manera profunda, con la pintura y la danza. Mis esfuerzos más tempranos para expresar las pinturas de Hyeronimus Bosch datan de 1967”. El compositor ha ejemplificado casos en los que busca la representación de aspectos símbólicos y místicos, como en The Hay Wain.
Dance of the Two leaves es una obra reciente (2022). El autor la subtitula Poema sinfónico con piano obbligato. La obra está dedicada al bailarín y coreógrafo Kenneth P. Rinker, su pareja por medio siglo, quien falleció en marzo de 2022. Está inspirada en Ole y Trufa. La historia de dos hojas, cuento breve del escritor Isaac Bashevis Singer.
El cuento comienza con la descripción realista de un bosque en otoño, con la vida que se mueve en la capa de hojas ya caídas, para luego desarrollar una antropomorfización de dos hojas que aún quedan sujetas a un árbol, Ole y Trufa. Es, en resumen, una historia de amor, una metáfora de dos seres que se sostienen uno al otro para no morir, que descubren, cuando esa muerte llega, que se integran a un todo universal. El cuento es reproducido íntegramente antes de la partitura, decisión del compositor que revela su interés en ofrecer un programa en el sentido tradicional para un poema sinfónico, y también el manejo metafórico del texto literario para presentar el aspecto autobiográfico de la obra.
El piano asume un papel protagónico desde el primer compás; también los instrumentos melódicos de percusión, como el vibráfono y la marimba. El resultado es un movimiento sutil, continuo, cromático, reforzado en ocasiones por los instrumentos de membrana y en otros acompañados por las cuerdas o las maderas.. El cromatismo persistente contribuye a esa sensación auditiva de permanencia en el mismo movimiento. Y de ese movimiento continuo surge una especie de levedad, quizás el viento que arremolina esas hojas que son, en última instancia, la vida misma con sus idas y vueltas y el dolor transformado en sonido.
Ludwig van Beethoven - Concierto Número 4 Op. 58, en Sol Mayor para piano y orquesta
Beethoven ((Bonn, 1770 - Viena, 1827) esboza este Concierto entre 1802 y 1803, en el momento de creación de la Sinfonía “Eroica”, y lo concreta en escritura sinfónica entre 1805 y 1806; fue interpretado por primera vez al piano por el compositor en marzo de 1807, en el palacio de quien fuera su mecenas, el Príncipe Lobkowitz. Se estrena para orquesta en Viena, junto con la Quinta y la Sexta sinfonías, en un concierto de grandes proporciones (nueve obras) dedicado sólo a la producción del compositor, quien lo dirige. Según testimonio de Carl Czerny, su discípulo – y músico importante en la historia del piano – Beethoven interpretó una versión mucho más compleja que la que constaba en la partitura. Se ha conservado un manuscrito que sería el interpretado esa noche, a partir del cual el musicólogo Barry Cooper ha llevado a cabo una reconstrucción aproximativa. Este concierto fue la última aparición pública de Beethoven como solista con orquesta.
Con esta obra el compositor comienza a transitar el camino que lo llevará desde el concierto clásico hacia un género de carácter más lírico. Muchos de los conciertos anteriores habían sido compuestos como forma de lucimiento del solista; en esta oportunidad el creador descarta el virtuosismo en busca de una expresión artística que atiende a la perfección del estilo concertante.
El Primer Movimiento toma forma de allegro de sonata; se basa en un tema que recuerda un motivo de la Quinta Sinfonía, con un segundo tema más rítmico. Las ideas secundarias abundan, pero a lo largo de un desarrollo en cuatro secciones el tema inicial mantiene su importancia. Esta obra tiene también la particularidad de comenzar con el piano solo; aunque existe el precedente del Concierto Nro. 9 en Mi b mayor de Mozart, éste se inicia con un breve tutti de la orquesta antes de la entrada del solista. La melodía con la que comienza el piano queda armónicamente inconclusa, creando una tensión que la aparición de la orquesta no hace más que desarrollar. La reaparición del instrumento solista resuelve este juego de tensiones. Lo que podría parecer un simple detalle sobre la apertura de este concierto se convierte en la fuerza significativa de la pieza entera.
Este comienzo sugiere un diálogo cuyas implicancias se continuarán en el movimiento lento, el cual mantiene una constante conversación entre el instrumento solista y la orquesta. Son pocas las ocasiones en las que tocan en simultáneo; sólo al llegar a la cadencia se alternan dos diferentes texturas creadas por el piano y el diálogo continúa, pero inmerso en la melodía del propio instrumento. Este Andante es considerado como una joya de la literatura pianística, ejemplo del estilo responsorial entre piano y orquesta. Es notable la innovación expresiva de este movimiento. La orquesta se manifiesta con las cuerdas que suenan al unísono, forte y stacato, mientras que el piano está a cargo de acordes con legato y el uso del pedal suave utilizado de manea continua, efecto de apagado (por el uso de sólo dos de las cuerdas correspondientes a cada sonido, si hablamos del piano romántico) cuyo uso continuo no era un recurso de la época. La cadencia solía ser el momento en el cual el solista se lucía tanto técnica como artísticamente y era en general dejada a la improvisación de cada instrumentista. Beethoven, sin embargo, compone una cadencia para este concierto. Aunque era de esperarse un concierto con cierta destreza instrumental para su propio lucimiento, el trabajo sereno y reflexivo de esta obra tiende a evitar la acrobacia pianística, hecho que refuerza su singularidad.
El Rondó vivace final es brillante, y retoma en parte un estilo más convencional para el género, aunque sin abandonar la libertad en el desarrollo que caracteriza esta evolución de Beethoven hacia un nuevo concepto del género.
Ludwig van Beethoven – Sexta Sinfonía en Fa Mayor, opus 68, “Pastorale”
Beethoven compone la Sexta Sinfonía en forma paralela a la Quinta, lo que evidencia su capacidad de trabajar diferentes registros sensibles de manera simultánea. También las estrena en un mismo concierto, ya mencionado, circunstancia que jugó en contra de esta Sinfonía ante el brillo y energía de su opuesta. Bajo el título general, Beethoven anotó: “más una expresión de sentimientos que de una pintura”. Los títulos de sus movimientos describen la naturaleza, la vida campesina, y vinculan lo subjetivo con lo visual. Este aspecto ha dado lugar a abundantes controversias sobre el carácter programático de esta obra; sin embargo, debe recordarse que la música descriptiva sobre la naturaleza se remonta al Renacimiento. Los analistas citan como un antecedente directo la sinfonía Le Portrait musical de la nature de Justin Heintich Knecht, director musical de la corte de Stuttgart.
El Primer Movimiento comienza con un tema presentado por los violines que se transforma en leit-motiv y que se cree fue tomado por Beethoven de un canto popular de Bohemia; le responde un segundo motivo derivado, en movimiento contrario. El desarrollo del movimiento sobre este material temático logra una sensación de estabilidad, con repeticiones sucesivas en las que va cambiando la tímbrica. El Andante incluye descripción de elementos de la naturaleza; el correr de las aguas sería el elemento capturado en el motivo principal, al que se agrega el canto de los pájaros. El movimiento melódico es notablemente fluido. En la cadencia instrumental que culmina el movimiento, Beethoven indica los pájaros en la partitura: la flauta alude al ruiseñor, el oboe a la codorniz, los dos clarinetes al unísono citan al cucú. El Tercer Movimiento es un scherzo que presenta un primer tema descendente, con las cuerdas en pianissimo y staccato; le sigue una segunda parte como respuesta, a cargo de las cuerdas, flautas y fagots. Se inserta entonces un ritmo de danza popular liderado por los violines, acompañados con un ritmo uniforme en cornos y fagots. Oboes y fagots continúan el desarrollo. Si bien la Sinfonía tiene cinco movimientos, los tres últimos están encadenados. Beethoven agrega al scherzo el Allegro, su tan comentada tormenta. El compositor reserva para este momento los timbales, los trombones y el flautín; también recurre a la tonalidad menor respecto a la de origen y a armonías inestables. La Sinfonía concluye con un Allegretto, final elaborado como variaciones.
Debussy, en su papel de crítico como “Señor Corchea”, considera que en esta Sinfonía no se describe una verdadera naturaleza, sino una vida rural mediada por una concepción artificial. Sin embargo, Beethoven tenía especial predilección por el contacto directo con el ambiente campesino. Quizás este enfoque haya llevado a interpretaciones erróneas en el marco de la vieja discusión sobre las posibilidades de la música de expresar contenidos semánticos, es decir, significados ajenos al lenguaje musical en sí mismo.
Marita Fornaro Bordolli
Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas
Departamento de Ciencias Sociales, CENUR Litoral Norte
Universidad de la República