LOS AMORES DE WAGNER

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17 de agosto, 19:30hs, Teatro Solís

Directora: Ligia Amadio

Solista: Eiko Senda (soprano)

Gala Apertura de la Temporada Oficial de la OFM

Serie Grandes Serenatas: Los amores de Wagner

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CARLOS ESTRADA

Canciones de cuna para soprano y orquesta (6`)
1- Lento
2- Lentamente
3- Tranquilo
4- Lentamente
5- Sereno

RICHARD WAGNER

Wesendonck Lieder (22`)

1) El Ángel

2) Deténte!

3) En el invernadero

4) Penas (Tormentos)

5) Sueños

ANTONIN DVORAK

Serenata para cuerdas (33`)
I Moderato
II Tempo di Valse - Trío
III Scherzo
IV Larghetto
V Finale

 

LIGIA AMADIO


Ligia Amadio es una de las más destacadas directoras sudamericanas de la actualidad. Se ha distinguido internacionalmente por su exigencia artística, su carisma y sus vibrantes performances. Su actuación internacional se extiende por Alemania, Argentina, Austria, Bolivia, Chile, Colombia, Croacia, Cuba, Eslovenia, Estados Unidos, Francia, Islandia, Israel, Italia, Japón, Jordania, Holanda, Hungría, Líbano, México, Panamá, Perú, Portugal, República Checa, Rusia, Serbia, Tailandia, Uruguay y Venezuela.

Ligia Amadio se ha graduado en Dirección Orquestal (después de haberse graduado en Ingeniería por la Universidad de São Paulo), realizó el Postgrado en Artes, en la Universidad Estatal de Campinas y el Doctorado en Música, en la Universidad del Estado de São Paulo. Sus principales mentores en Brasil fueron Henrique Gregori, Eleazar de Carvalho, y Hans-Joachim Koellreutter. Fuera de su país ha realizado los más importantes cursos de perfeccionamiento en dirección orquestal en Austria, Holanda, Hungría, Italia, República Checa, Rusia y Venezuela. Fueron sus maestros en estos cursos: Ferdinand Leitner, Julius Kalmar, George Tintner, Alexander Politshuk, Guillermo Scarabino, Kurt Masur y Sir Edward Downes.

Nacida en São Paulo, Brasil, Ligia Amadio ha sido la primera mujer galardonada en 30 años de existencia del Concurso Internacional de Tokio en el año 1997. En 1998, obtuvo el primer premio en el Concurso Internacional de Santiago de Chile. En el año 2001, recibió el premio Mejor Director del Año, en Brasil, otorgado por la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo. En 2012, nuevamente distinguida como mejor director de orquesta, en Brasil, recibió el Premio Carlos Gomes.

Desde 1996, Ligia Amadio se ha desempeñado como directora titular y artística de las siguientes orquestas: en Brasil, la Orquesta Sinfónica Nacional, Orquesta Sinfónica Municipal de Campinas y Orquesta Sinfónica de la Universidad de São Paulo; en Argentina, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo y la Filarmónica de Mendoza; en Colombia, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Colombia. Desde 2017, Amadio asume la dirección de la Orquesta Filarmónica de Montevideo, en Uruguay.

Bajo su dirección, se han grabado un total de once discos compactos y cinco DVDs. Entre ellos se destaca la Colección “Música Brasileira no Tempo”, sobre la historia de la música brasileña, bajo los auspicios del Ministerio de Educación de Brasil.

Ha creado y impulsado el Movimiento Mujeres Directoras y ha realizado el I y el II Simposio Internacional Mulheres Regentes/ Mujeres Directoras/ Women Conductors, el primero en São Paulo, Brasil, en 2016, y el segundo en Montevideo, Uruguay, en 2018. Como idealizadora y realizadora de este proyecto, fué una de las finalistas al Premio 2019 Classical: NEXT Innovation Award, en Rotterdam.

Entre las orquestras que Amadio ha dirigido como invitada, destacamos:  Arpeggione Städtisches Kammerorchester, Baden-Badener Philharmonie, Ensemble Contrechamps, Filharmonia Czestochowa, Israel Chamber Orchestra, Jerusalém Symphony Orchestra, Lebanese Philharmonic Orchestra, Netherlands Radio Symphony Orchestra, Icelandic Symphony Orchestra, Orkiestrę Symfoniczną Filharmonii Szczecińskiej, Orquesta del Teatro Argentino de la Plata, Orquesta Estable del Teatro Colón, Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Orquesta Filarmónica Nacional de Moldávia, Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro, Orquesta Sinfónica del Estado de México, Orquesta Sinfónica de Salta, Orquesta Sinfónica del SODRE, Orquesta Sinfónica Nacional de Bolivia, Orquesta Sinfónica de Chile, Orquesta Sinfónica Nacional de Peru, Orquesta Sinfónica de Santa Fe, Savaria Symphony Orchestra, Silesian Opera Orchestra, Simfoniki RTV Slovenija, Thailand Philarmonic Orchestra, The Congress Symphony Orchestra, Tokyo City Philharmonic Orchestra, además de las más importantes orquestas brasileñas y argentinas.

 

EIKO SENDA

Nacida en Japón, la soprano Eiko Senda llegó al Brasil en 1995, asumiendo papeles de soprano lírico-spinto en los principales teatros. Hizo más de 100 funciones de Madame Buterrfly (Puccini) y se especializó en óperas del compositor brasileño Carlos Gomes, de quién ya interpretó “Maria Tudor”, “Condor” y “Lo Schiavo”.

Su formación en pedagogía musical tuvo lugar en la Universidad de Mukogawa (Japón). Se ha perfeccionado con E. Pleehen, especializándose en canciones alemanas en Dresde (Alemania) y ha trabajado en el repertorio italiano con Franco Iglesias en New York.

Es también un ejemplo en la interpretación de la lírica wagneriana e italiana, habiéndose consagrado en los papeles de Senta (Der Fliegende Holländer) e Isolda (Tristan und Isolde). En su repertorio también constan Alice Ford (Falstaff, Verdi), Amelia (Un Ballo in Mashera, Verdi), Tosca (Tosca, Puccini), y Donna Anna (Don Giovanni, Mozart).

De gira por Argentina, interpretó el papel de Chrisothemis (Elektra, Strauss) y protagonizó Violanta (Korngold), ambas en el Teatro Colón. Por esas actuaciones, fue extremamente aclamada por la crítica internacional, siendo elogiada por el “The New Yok times” y las revistas Opernwelt y Opera. Eiko volvió al Japón algunas veces, actuando al lado de la Orquesta Osaka Music University, en Osaka y en la Tokyo Akasaka Culture Hall.

En el repertorio de concierto, oratorios y misas, Eiko interpreta frecuentemente obras como Deutsch Requiem (Brahms), Mass in C minor y Mass in C Major (Mozart), 9º Sinfonía (Beethoven), el repertorio de Lieder (Strauss) y la Sinfonía n.2 (Mahler).

Entre los premios que ha conquistado durante su carrera, están los primeros lugares en el Wakayama Intl. Music Competition y en el Takarasuka Intl. Chamber Music Competition, en 1988, el de mejor cantante extranjera en Argentina o el de Patriota Cultural por la embajada japonesa en Montevideo (Uruguay) y, un Concurso Internacional Maria Callas.

Actúa frecuentemente en conciertos patrocinados por las distintas embajadas japonesas en América Latina, en conciertos y oratorios.

Recibió excelentes críticas internacionales en medios como el New York Times, Yomiuri (Japón), la revista Opernwelt (Alemania) y la revista Opera International (Francia). Fue elegida como la mejor cantante extranjera del 2008 por la Asociación de la Critica Musical en Argentina.

Como especializada y formada en Técnica Vocal participa como docente en festivales y conferencias internacionales de música, además de estar dedicada a la pedagogía en Uruguay.

 

Carlos Estrada – Canciones de cuna para voz y orquesta, opus 5.

Carlos Estrada (Montevideo, 1909 – 1970) es una figura fundadora en la historia de la música uruguaya. Compositor, director, docente, gestor, funda la Orquesta de Cámara de Montevideo en 1936; también la Orquesta del Centro Cultural de Música; dirige la Orquesta Sinfónica Municipal – esta Filarmónica - entre 1959 y 1970. Se desempeña como director del Conservatorio Nacional y organiza desde esa Institución la Editorial Nacional de Música. En 1948 funda la Asociación de Compositores del Uruguay. Fue docente de Armonía y Contrapunto en el Instituto de Musicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias y profesor de Composición en el ya citado Conservatorio Nacional. Su personalidad marcante cumple la función que la historia contemporánea atribuye a los intelectuales que fundan cimientos en una sociedad, en una época - la primera mitad del siglo XX – durante la que Uruguay se creaba a sí mismo como país “moderno”, en el que los compositores e intérpretes uruguayos fueron ocupando los lugares protagónicos que habían sido casi exclusivos para los músicos extranjeros durante el siglo XIX y los comienzos del XX.

Estrada comienza su formación musical con Adelina Pérez Montero, en el piano obligado de la época; estudia luego violín con Carlos Correa Luna. Manuel Fernández Espiro, el maestro de tantos compositores y musicólogos uruguayos, lo forma en armonía, contrapunto y fuga, y lo inicia en la estética de la escuela francesa de composición. Estudia canto gregoriano con Pedro Ochoa, sacerdote jesuita, y desarrolla entonces el entusiasmo por la armonía modal y por la música de la Edad Media. Esta formación se continúa en París, a cuyo Conservatorio Nacional ingresa en 1938 y donde trabaja, entre otros, con Roger Ducasse en composición, Noël Gallon en fuga, Albert Wolff y Paul Paray en dirección orquestal.

En el período de auge del nacionalismo inspirado en el folklore rural, Estrada elige permanecer lejos de las músicas tradicionales, adscribiéndose a la estética que se ha denominado “universalista”, término que alude, con la mirada colonial de la época, a la producción europea. Es un compositor en extremo cuidadoso de la forma, que se decanta por la sobriedad y el equilibrio; un defensor de la pureza formal, un admirador del clasicismo. Su obra puede ser considerada la de un neoclásico, si bien así se corre el riesgo de no atender a las sutilezas de su estilo.

Las Canciones de cuna (1935) constituyen un ejemplo de esa sobriedad. Con pequeños textos que se consideran de su autoría – siempre fue cuidadoso de anotar los autores de textos ajenos, y no lo hace en el original manuscrito de estas obras – construye cinco piezas en las que el aire casi no cambia: no abandona una lentitud deliberada adecuada a la función original de llamar al sueño. Las indicaciones respecto a velocidad son “lento”, “tranquilo”, “sereno”.

Los textos son simples sólo en apariencia; así, los cuatro versos de la cuarta canción constituyen un hallazgo poético: “Los corderos se han encendido en la luz de la luna. Los arroyos se han recostado en las ramas de los sauces”. Y en la quinta, “Los rebaños de la luna pastan entre las estrellas”.

La orquesta es pequeña, acorde al ambiente generado por los textos: flauta, clarinete, oboe, fagot, trompa y cuerdas. Son micropiezas, opción novedosa para la década de 1930 en Uruguay. El compositor es cuidadoso en indicar la duración aproximada; ninguna llega a los dos minutos. Las figuras son largas, los valores se hacen más rápidos al avanzar la serie, pero sin abandonar la lentitud solicitada. La primera canción se desarrolla con valores largos, regulares, siempre en pianissimo; la segunda y la tercera aportan movimiento melódico, valores más cortos y algunas modificaciones en la dinámica. El climax parece situarse en la Canción III – una especie de eje de la serie - para disminuir hacia el final, en un retorno a la escasa movilidad rítmica. El despojamiento predomina en la obra, muy representativa de la contención y la sutileza que son marcas de estilo en el compositor.

 

Richard Wagner Cinco poemas para voz femenina (Wesendonck-Lieder) 

Los Fünf Gedichte für eine Frauenstimme (Cinco poemas para voz femenina) conocidos como Wesendonck-Lieder fueron compuestos por Richard Wagner (Leipzig, 1813 - Venecia, 1883) en 1857 – 1858, En este ciclo Wagner desarrolla la escritura cromática que caracterizará Tristán e Isolda; incluso dos de los lieder, Träume y Im Treibhaus han sido descriptos por el propio compositor como estudios preparatorios para Tristán. En el primero aparecen elementos del dúo de amor del Acto 2; Im Treibhaus incluye líneas melódicas desarrolladas ampliamente en el preludio del Acto 3.

En 1857 Wagner fue invitado a vivir con su esposa Minna en el Asyl  (casa de huéspedes) de la Villa Wesendonck, residencia del matrimonio de ese nombre en Zurich. El compositor, según biógrafos, se enamora de Mathilde Wesendonck, y deja de lado la escritura de El anillo del nibelungo para dedicarse a Tristán e Isolda, pues consideraba que el argumento reflejaba su experiencia personal del momento. Es entonces que musicaliza poemas de Mathilde, cuyos textos son ejemplo de la manera romántica de ver el mundo, en una mezcla de filosofía, creencias religiosas y amor romántico. Para ejemplificar el estilo, tomemos por ejemplo, una estrofa del segundo lied, Stehe still!: “Oh incesante rueca del tiempo/medidora de la eternidad/esferas centelleantes del gran todo/que rodea nuestro globo/creación original, ¡detente!/cesa en tu perpetuo devenir ¡déjame ser!”.

Los Lieder nacen para canto y piano, y constituyen un buen ejemplo del auge de este género de cámara en el romanticismo: el protagonismo de la expresión vocal, la expresión de sentimientos en los textos, la utilización de poesía ya creada en gran parte de los casos, el piano como complemento de la voz. Fueron publicados en 1860 por la editorial Schott, y el orden con que se interpretan es el que figura en esta edición. Se ha discutido si constituyen un ciclo o si deben considerarse una colección de piezas individuales. El propio Wagner escribió un arreglo de Träume, para orquesta de cámara, con el violín sustituyendo a la voz, en ocasión del cumpleaños de Mathilde en 1857. La orquestación de las cinco canciones fue completada por el director Félix Mottl; le siguieron otros arreglos y transcripciones. Por el estilo vocal y la relación con la instrumentación, constituyen un ejemplo de la potencia creadora de Wagner fuera de la grandilocuencia de la ópera.

 

 

 

Antonin Dvorak – Serenata para cuerdas en Mi Mayor

Dvorak (Nelahozeves, Bohemia, Imperio Austríaco, 1841 - Praga, Bohemia, Imperio Austrohúngaro, 1904) fue uno de los compositores más versátiles del S.XIX. Si bien su obra suele asociarse al nacionalismo de Bedrich Smetana, figura que conduce las búsquedas nacionalistas de los compositores románticos checos, su estilo musical se caracteriza por la diversidad, la complejidad y una permanente evolución. Su producción más temprana muestra la influencia de Mozart, Beethoven y Mendelsohn en el seguimiento de patrones técnicos y formales. Hacia fines de la década de 1860 y hasta 1874 aborda una fase más experimental que recoge los aportes de Wagner y Liszt. Sin embargo, ya hacia la época de su Quinta Sinfonía (1875) su experimentalismo deja paso a una mayor atención a las músicas tradicionales de su tierra, y, en los aspectos compositivos, a la forma clásica, las melodías simétricas y una menor exploración en el campo armónico. Es también el momento en que compone su Quinteto para cuerdas N° 2 y la Serenata para cuerdas en Mi Mayor.

La Serenata es considerada como la primera obra importante del compositor checo, compuesta en pocos días de mayo de 1875 y estrenada en Praga en diciembre de 1876. En un quiebre de su carrera, Dvorak decide abandonar su puesto de violista en la Orquesta del Teatro de la Ópera de Praga para dedicarse por entero a la composición, animado por haber recibido una beca del gobierno austríaco, la cual le fue concedida por un jurado que integraban Brahms y Hanslick, uno de los críticos más influyentes de la época.

La Serenata es compuesta luego de sus cuatro primeras sinfonías. Formalmente, los antecedentes de este formato más pequeño que la sinfonía están en las serenatas y divertimentos del período clásico. La obra cumple con la alternancia de movimientos líricos y enérgicos, aunque conservando un carácter intimista y la exploración melódica, según un principio cíclico que encadena melodías de forma especialmente fluida. Se destaca por la limpieza de escritura – aspecto siempre muy cuidado por Dvorak – y por el equilibrio de las partes de la orquesta. Luego de la experimentación, esta obra anuncia la calma de un compositor que ha encontrado los elementos fundamentales de su lenguaje personal en el medio de influencias de las grandes figuras de la música de Occidente y de los aportes de la música tradicional de su propia herencia cultural checa.

 

Marita Fornaro Bordolli

Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas/

Escuela Universitaria de Música

Universidad de la República