RITUALES, MITOS Y AFECTOS.

Concierto en Homenaje al 90º Aniversario de León Biriotti

y a Hugo López (ex-director de la OFM) en el 60º aniversario de la Orquesta Filarmónica de Montevideo

 

Director: Hugo López (Uruguay)

Solistas: Élida Gencarelli (piano, Uruguay) y Luis Pérez Aquino (piano, Uruguay)

 

Programa:

JOHANNES BRAHMS

Obertura Académico Festiva (10')

WOLFGANG AMADEUS MOZART

Concierto para dos pianos y orquesta, K.365, en Mi bemol mayor (26`)

LEÓN BIRIOTTI

Danza de los Demonios de la ópera Lilith (7`)

GABRIEL FAURÉ

Pelléas et Melisande: Suite op.80 (17`)

ALBERT ROUSSEL

Bacchus et Ariane, op.43: Suite nº2 (18`) 

 

Hugo López Chirico

 

Director de orquesta, artista plástico y profesor e investigador universitario. Nació en Melo en 1936 y se formó profesionalmente con Carlos Estrada en Montevideo, Igor Markevitch en España y en la Ópera de Montecarlo, y con Robert Blot en el Conservatorio de París, becado por la UNESCO y el Gobierno de Francia.

 

En 1963 debutó con la OSSODRE y ganó el concurso para director asistente de la Orquesta Sinfónica Municipal de Montevideo, actual Orquesta Filarmónica. Al frente de ambas orquesta desarrolla una intensa actividad. En 1970, a la muerte de Carlos Estrada asumió la responsabilidad de la programación de la OSM con la cual, en los seis años siguientes, realizó más de trescientos conciertos. Sus conciertos de los lunes en el Teatro Solís fueron un bastión en la lucha por la cultura.

Fue Director de la Escuela Municipal de Arte Coral y de su coro, privilegiando el repertorio sinfónico-coral en sus programas sinfónicos.

 

En 1971, creó los ciclos de verano de siete semanas de tres conciertos semanales con los cuales la orquesta alcanzó a públicos muy amplios. En 1973, su negativa puntual a dirigir la OSSODRE en el concierto que inauguraría la dictadura, y su otra negativa, institucional, en la OSM, a discriminar artistas en razón de su forma de pensar, cerrarían este período con su exilio y destitución en 1976. En su libro Conciertos en Tiempos de Guerra* (Montevideo, 2012), ha reseñado esta etapa con minuciosidad académica. Había dirigido para entonces en Uruguay, Argentina y Venezuela.

 

Su exilio es en el novel Departamento de Historia del Arte de la Universidad de los Andes en Mérida, Venezuela. Allí inaugura las cátedras de historia y teoría de las músicas de Occidente, América Latina y Venezuela, que encara como Historia de los Lenguajes Musicales. Continúa de tal modo una vida artística vinculada a la universidad desde el comienzo, ya que fue profesor a partir de 1960.

 

Sería más tarde titular de las Cátedras de Armonía y Dirección de Orquesta, de la que fue fundador, en el Conservatorio Nacional de la Universidad de la República del Uruguay, de ambas destituido por la dictadura.

 

Sus libros La Edad de la Polifonía (1983); La Cantata Criolla de Antonio Estévez (1987); La Partitura de Orquesta (1991, reeditado en 2015); la colaboración con el New Groves Dictionary of Music y la co-dirección de la parte "Uruguay" del monumental Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana (1992), así como el amplio desarrollo de una múltiple actividad como director, investigador y artista plástico, faceta impensada e impredecible de su pasión por el arte iniciada en 1973 en Montevideo, fueron fruto del ámbito de libertad de pensamiento y creación ofrecido por una universidad venezolana libre de dogmatismos. Ha realizado seminarios y conferencias en universidades de Uruguay, Venezuela, Estados Unidos y Alemania.

En 2007 fue distinguido por su Melo natal con el premio Justino Zavala Muniz y, en 2008, el notable escultor uruguayo Pablo Atchugarry le hizo el honor de dar su nombre al Auditorio de la Fundación Pablo Atchugarry, distinciones precedidas por la Medalla Smetana de la ex Checoeslovaquia (1974), y la Orden de las Palmas Académicas de Francia (1994).

 

Como escultor y artista digital ha expuesto en Uruguay en 1975 y 2014; Venezuela, desde 1977 a 2014, y Estados Unidos, 1990 y 2015. Su escultura Monumento a Golda Meir (1991) ha sido recientemente reinstalada en el complejo urbanístico-cultural de la Corporación Andina de Fomento en Montevideo (2018). Desde 2009 reside en Uruguay.

 

* Conciertos en Tiempos de Guerra de Hugo López Chirico, se encuentra en la librería del Teatro Solís.

 

 

Élida Gencarelli


 

Estudió con Comelli, Bourdillón, Baranda y Balzo, se perfeccionó con el especialista chopiniano Jan Ekier en la Escuela Superior de Música de Varsovia y asistió a cursos de Katchaturian, Lorenzi, Rogenkampf, Schilde, Graffman, Sandor y Roloff.

Obtuvo el Premio Revelación del Año del Círculo de la Crítica por su primera actuación con la OSSODRE. Fue seleccionada para el Festival Internacional de la Orquesta de Louisville y recibió el comentario: “Elida Gencarelli fue el centro nervioso vital del grupo internacional de participantes de Soundcelebration. Su energía personal, su alto nivel artístico y su rol central la hicieron parte indispensable del Festival”.

W. Laufer, del Cuarteto Fine Arts la invitó a Wisconsin donde dio recitales de cámara. Con la Camerata Punta del Este realizó giras por Estados Unidos, México y Brasil, que fueron comentadas por The Post and Courier: “La pianista Elida Gencarelli es maravillosamente colorida e imaginativa.”

Se presentó en Europa y América y fue solista con los maestros Gamba, Dutoit, Mitchell, Johanos, Szenkar, Houtman, Carewe, Jordá, Esser, Meylan, Grimoldi, Chamiz, Bardon, Ibarra, Karabchevski, Campbell, Retig, Vicent, De Toro y Del Pino, entre otros. Divulgó y grabó autores contemporáneos como Lamarque Pons, Tosar y Estrada.

Fundó la Asociación Chopin, organizó concursos, festivales, conferencias, el Encuentro con Penderecki y cursos de los maestros Jasinski, Stompel y Paleczny.

Se desempeñó como Profesora de las Escuelas Universitaria y Municipal de Música, y en la Dirección de esta última. Dictó clases magistrales en Charleston, Asunción, Bogotá y Estrasburgo. Fue jurado de los Fondos Concursables e integró la Comisión del FONAM. En 2016 fue designada Asesora para Música de Cámara y luego Vicepresidente del SODRE.

Recibió la Orden del Mérito del Ministerio de Cultura y Arte y la Cruz de Caballero de la República de Polonia, así como los premios “Morosoli de Plata” y “Virgen del Pintado”.


 

Luis Pérez Aquino

 

Estudió con Santiago Baranda Reyes y Raquel Boldorini en Uruguay, y ganó los concursos de JJMM, AEMUS, Concurso “Hugo Balzo” y Concurso “Cluzeau-Mortet”.

Fue becado en diversas oportunidades por la Universidad de Brasilia, Funarte de Rio de Janeiro y Academia Internacional de San Pablo, Brasil.

 

Obtuvo el primer premio del Concurso Nacional de piano "Federico Chopin" y fue becado por el gobierno de Polonia para estudiar en la Academia Superior de Música de Katowice con el profesor J. Stompel, egresando con honores.

 

En 1991 fue considerado por la crítica especializada revelación musical del año. Entre 1995 y 1998 obtuvo una beca de estudio para frecuentar el "Corso Triennale di Alto Perfezionamiento" de la Arts Academy de Roma, bajo la guía del maestro Fausto di Cesare, de donde egresó con las más altas calificaciones, esto gracias a la Arts Academy di Roma, el Instituto Italo Latinoamericano de Roma, la Comisión Génova 92 del Uruguay, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia y el Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay.

 

Asistió a cursos con prestigiosos maestros como Cebro, Gencarelli, Canino, Yablonskaya, Campanella, de Luca, entre otros.

 

En 1998 funda el Conservatorio Departamental de Música de la Intendencia Municipal de Canelones.

 

Entre 2003 y 2009 fue integrante de la Comisión Administradora del Fondo Nacional de Música.

 

Recibió el premio Morosoli por su trayectoria musical (2009) y el Premio “Virgen del Pintado” (2010) como reconocimiento a su actividad artística.

 

Actualmente es Director del Conservatorio Municipal de Música de Canelones, Docente de la Cátedra de piano y desarrolla una intensa actividad concertística y pedagógica presentándose frecuentemente en prestigiosas salas de concierto de Sudamérica y Europa, obteniendo excelentes opiniones de la crítica internacional.

 

 

 

 

 


 


 

Johannes Brahms – Obertura Festiva-Académica Opus 80

 

La Akademische Festouverture fue escrita en 1880 por Johannes Brahms (Hamburgo, 1833 - Viena, 1897) como agradecimiento por el título de Doctor honoris causa recibido de la Universidad de Breslau. Forma una dupla con la Obertura trágica (Tragische Ouvertüre) Opus 81; ambas se complementan en un todo, según el propio Brahms, “una que llora y otra que ríe”.

Para la Obertura Festiva-Académica el compositor utiliza varios motivos, entre los que destacan cuatro canciones estudiantiles - Melodie des Landesvaters, Wir hatten gebaut ein stattiches Haus, Was kimmt dort von der Höh - pero en particular emplea el popular himno universitario europeo Gaudeamus igitur, cuyo texto puede rastrearse hasta el siglo XIII. A pesar de esta variedad de temas, la obra no resulta un pastiche compositivo sino que es un trabajo elaborado que lo acerca mucho a una sinfonía, aunque en rigor debería hablarse de una fantasía sinfónica.

 

Wolfgang Amadeus Mozart - Concierto para dos pianos y orquesta en Re bemol Mayor, K 316a (365)

 

Los conciertos para piano y orquesta de Mozart (Salzburgo, 1756 – Viena, 1791) constituyen un hito fundamental en la historia del género. El compositor produjo veintisiete conciertos para piano solista y orquesta entre 1767 y 1791; el Concierto para dos pianos y orquesta es de 1779.

A partir de 1781, cuando Mozart comienza su carrera independiente en Viena, el género concierto con el piano como solista fue una de sus principales propuestas; trabaja sobre la estructura del concierto para lograr su madurez como Haydn lo hace con la sinfonía.

Los conciertos para teclado y orquesta toman la forma de las arias barrocas, con la alternancia de tutti orquestales e intervenciones solistas. Las innovaciones más importantes de Mozart son la expansión del desarrollo en el allegro de sonata, la unidad de la obra a partir del uso orgánico de los fragmentos motívicos en la melodía, el enriquecimiento de las texturas orquestales por medio del uso del contrapunto.

En 1779 Mozart, al visitar Mannheim y París, entra en contacto con un nuevo tipo de composición, la sinfonía concertante o concierto con más de un instrumento solista. Esta novedad es puesta en práctica apenas regresa a Salzburgo, a través de la escritura de este Concierto. Lo estrena ese mismo año con su hermana Nannerl, ambos como solistas.

En el Concierto para dos pianos y orquesta la introducción de un segundo instrumento solista modifica la dinámica de la estructura de cierta manera responsorial del concierto de este tipo. Mozart encara la relación entre solista y orquesta como diálogo, en este caso, entre los dos pianos. El compositor se arriesga así al desafío de que la orquesta, aunque no sea la protagonista, tampoco resulte superflua. Se decide entonces por una orquesta pequeña, que presenta el concierto y se luce en los tutti. Los pianos, por su parte, raramente la acompañan, y no comparten el movimiento melódico con ella. Esta novedad es posible gracias al uso de dos instrumentos polifónicos como protagonistas. El Concierto, como resultado, resulta de una riqueza textural extraordinaria, que se agrega a la maestría en el manejo de la forma: un clásico en varios sentidos de término.

 

 

León Biriotti – Lilith - Danza de los demonios

 

León Biriotti (Montevideo, 1929) desarrolla una carrera musical múltiple como oboísta, compositor y director. Enrique Casal Chapí fue su maestro de composición en Montevideo (su docente fundamental, según afirma el propio creador) 1; en el exterior estudia, entre otros, con Alberto Ginastera en el Instituto Di Tella de Buenos Aires y con Gyorgy Ligeti en los cursos de Darmstadt, Alemania.

Biriotti integra la vanguardia de compositores uruguayos desde muy temprano. Se define a sí mismo desde la amplitud: “Yo soy un ecléctico… Fui atonal, fui dodecafónico, fui de todo”. “Todo está a mi disposición y uso lo que sea cuando lo necesito”. En 1974 publica su propuesta de un “Sistema de estructuras por permutaciones”, que elabora desde 1969 durante su estadía en el Instituto Di Tella y a partir de problemas de formulación de su obra Espectros.

Mientras celebramos los 90 años de su creador, la ópera Lilith está en pleno proceso de composición. Su protagonista es, según ciertas interpretaciones de la Biblia, la primera mujer de Adán, creada del barro como el varón, pero insurrecta ante el requerimiento de dominio masculino. Lilith abandona a Adán, por lo que Yahvé crea a Eva, a partir de su propia costilla: parte dependiente de él. Este mito, de origen mesopotámico, ha sido tomado por el feminismo hebreo para hacer de Lilith la primera heroína de la historia judeo-cristiana.Lilith es vista como la serpiente o quien la domina, una reina de la noche que se reproduce con los demonios; esto provoca medidas de protección presentes en el folklore judío.

La Danza de los demonios es la penúltima escena de la ópera concebida en diecinueve partes. La obra incluye cuatro fragmentos sinfónicos: El caos, Adán abandonado, La tentación y Danza de los demonios. Son segmentos de la ópera, pero juntos constituyen la Sinfonía XIV del compositor. También pueden interpretarse por separado. Comenta Biriotti: “Yo no soy un operista, soy un sinfonista que en este momento está escribiendo una ópera. Por eso en mis óperas hay propuestas sinfónicas”. Un ejemplo de la multiplicidad de intereses, conceptualizaciones y técnicas de una producción que atraviesa más de seis décadas y aún se presenta en desarrollos y búsquedas.

 

Gabriel Fauré – Suite Pélleas et Mélisande, opus 80

 

Gabriel Fauré (Pamiers, Ariège, 1845 - Paris, 1924) se destaca en la historia de la música académica francesa como compositor y maestro de otros destacados creadores, además de organista y pianista. Aún niño ingresa en la Escuela de Música Clásica y Religiosa de Louis Niedermeyer; luego estudia piano con Saint-Saëns, quien lo inicia en la producción de Schumann, Liszt, Wagner.

A fines del siglo XIX su carrera ya alcanza momentos de importancia en sus diferentes vertientes: es nombrado organista principal de la Iglesia de la Madeleine y maestro de composición en el Conservatorio de París. Entre sus discípulos estarán Ravel, Enescu, Boulanger. En 1905 asume como director del Conservatorio, en el que comienza una serie de cambios muy resistidos por el profesorado más conservador.

El período creativo de Fauré abarca una época de cambios intensos y rápidos. Como ha anotado Jean-Michel Nectoux, cuando Fauré nace Berlioz estaba componiendo La condenación de Fausto; muere en la época de Wozzeck y de la producción temprana de Shostakovich. Su talento acompaña estos cambios con un desarrollo estilístico continuo; llega a construir un lenguaje propio, particularmente innovador en el campo de la armonía – en el que influye durante décadas del siglo XX – y en su manejo de la polifonía. A finales de la década de 1870 ya está utilizando escalas de tonos enteros y un lenguaje que anticipa los hallazgos impresionistas.

Pélleas et Mélisande es concebida como música escénica para el estreno londinense (1898) de la obra de Maurice Maeterlinck. La historia del amor prohibido de los protagonistas es el hilo conductor del drama simbolista que se desarrolla en el oscuro mundo imaginario de Allemonde, en el que los acontecimientos vinculados con el agua son el espejo de la tragedia. Debussy, quien estaba trabajando en su ópera sobre el tema, rechaza el encargo; Fauré lo acepta, pero confía la orquestación a su discípulo Charles Koechlin. El éxito de la obra lo lleva a transformar su partitura en una Suite estrenada en 1901, que él mismo orquesta con una tímbrica más amplia, con momentos sobresalientes en la Siciliana, por la sutileza de las texturas – se destaca el empleo de la flauta y el arpa con las cuerdas – la Chanson de Mélisande y la marcha fúnebre de ritmo obsesivo.

 

Albert Roussel - Bacchus et Arianne. Suite N° 2, Opus 43.

 

Albert Roussel (Tourcoing, 1869 - Royan, 1937) es uno de los grandes compositores que produce Francia entre los finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Si bien el hecho de haber sido asociado a las figuras magnas de Debussy y Ravel ha perjudicado su popularidad, su obra y su influencia como pedagogo es por demás significativa.

En la obra de Roussel influye su vinculación con la región flamenca y su inclinación por el mar; integra con Jean Cras y Antoine Mariotte la tríada de los llamados “compositores marinos”. Su trabajo profesional en la Marina retarda su formación musical, que comienza recién a los 25 años, si bien ya para ese entonces había incursionado en la composición.

En 1894 deja la Marina e ingresa en la Schola Cantorum de Paris. Se destaca inmediatamente; en 1902 Vincent d’Indy le ofrece la cátedra de contrapunto. En ella se desempeñó como profesor de Erik Satie, Edgar Varèse, Alexis Roland-Manuel. También será maestro de Bohuslav Martinů.

En pocos años Roussel es reconocido como un creador con lenguaje propio; abandona en parte el estilo de la Schola, centrado en la variación, y crea líneas melódicas despejadas e innovaciones rítmicas que le acercan a la estética de Stravinsky. Se interesa por la música de la India y del Lejano Oriente, y compone con estas influencias.

Bacchus et Ariane fue compuesta en 1930, en plena madurez de su lenguaje. Se estrena con coreografía de Serge Lifar, quien interpreta a Baco, y escenografía de Giorgio de Chirico. La obra toma como hilo argumental el mito griego de Ariadna, quien luego de ayudar a Teseo a eliminar al Minotauro, es influida por el dios Baco, quien baila con ella en sus sueños, se presenta a los hombres de Teseo para provocar que huyan y luego conquista a la joven abandonada en la isla de Naxos. Las dos suites que componen la obra respetan la organización pensada para el ballet original. La Suite N° 2 está constituida por ocho partes de claro carácter programático. La primera describe el sueño y despertar de Ariane a través de la tímbrica y la lentitud del Andante. Las partes 2 y 3 incluyen el tema de Baco y retoman el de la joven, ya planteado en la Suite N° 1. La cuarta parte es un magnífico scherzo que describe la danza de Baco. La tensión va en aumento, comunicada por tempo, ritmo y orquestación. La quinta parte se considera el momento más logrado de la obra: Baco provoca el resurgir de la vida en la isla de Naxos; es el apogeo dionisíaco del mito, que Roussel describe con total acierto. Las danzas de los dos protagonistas conducen a la bacanal de la parte final.

La obra resume el lenguaje de Roussel y evidencia su carácter de compositor mayor: limpieza de la arquitectura melódica, dominio de los cambios rítmicos – cercanía con Stravinsky - , tímbrica que recorre las sutilezas desde la ensoñación al erotismo presente en el mito que origina el “programa”.

 

Marita Fornaro Bordolli – Ernesto Abrines

Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas/

Escuela Universitaria de Música

Universida

1Entrevistado por Marita Fornaro en Montevideo, 2019, para estas notas de programa.

 
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