GRANDES MÚSICOS DE BRASIL

13 de junio, Teatro Solís, 19:30h

Directora: Ligia Amadio

Solista: Nahim Marun (piano, Brasil)

 

Programa:

ANTONIO C. GOMES

“Alborada” de Lo Schiavo (7')

HENRIQUE OSWALD 

Concierto para piano y orquesta Op.10 (30')

ANTONIN DVORAK

Sinfonía Nº8  (40')

 

 

Entradas en venta en Tickantel y boletería del teatro. Precio único $280.

 

 

 

Nahim Marun

Piano

Comenzó su carrera artística siendo galardonado con varios primeros premios en importantes concursos nacionales de piano en Brasil.

Después de completar su formación en el extranjero, fue elegido mejor solista del año por la Asociación Paulista de Críticos de Arte (1996) y también nominado a mejor pianista para el IV Premio Carlos Gomes (1999). En 2015 ganó el Premio Pro-Acción Cultural de la Secretaria de Cultura del Estado de São Paulo, para grabar el CD de obras inéditas para piano del compositor del romanticismo brasileño, Henrique Oswald.
Fue seleccionado entre los "Mejores del Año 2001" por Iberian and Latin Music Society de Londres (Ray Picot) y reconocido por sus “Magníficas interpretaciones” por la American Record Guide (Mark Lehmann). También fue galardonado por sus grabaciones con el Diapason d'Or, el Premio Bravo! Cultura de "Mejor CD de Música Clásica 2006". Grabó siete CDs en Brasil e Italia, con obras brasileñas importantes, de Henrique Oswald a Villa-Lobos, Ronaldo Miranda, Edino Krieger, Eduardo Seincman y Flo Menezes.

Ha colaborado como solista con directores como Sanderling, Amadio, Neschling, Moreno, Koellreuter, Munakata, Cruz, Pacheco, de Carvalho, Morelembaum, Duarte, Bologna, Sarmientos.
Como recitalista, actúa regularmente en los Estados Unidos, Francia, Italia y Brasil; y como camerista se presenta con el Cuarteto de São Paulo, el Ensemble São Paulo y el Cuarteto Carlos Gomes.
Realizó su Master en el Mannes College of Music de Nueva York, becado por el Gobierno Federal Brasileño, su Doctorado en la Universidade Estadual de Campinas, Brasil, y su Postdoctorado en la Université París-Sorbonne (París IV), becado por el Gobierno del Estado de São Paulo.
Fue alumno de los pianistas Isabel Mourão y Grant Johannesen en Estados Unidos, y estudió composición con Hans Joachin Koellreutter en Brasil.

Marun es Profesor Titular de piano en los programas de pre y postgrado de la Universidad Estadual Paulista (UNESP), frecuentemente imparte clases en importantes festivales en Brasil, como la Oficina de Música de Curitiba y el Festival de Campos do Jordão.


 

Antônio Carlos Gomes – Lo Schiavo – Alborada.

Antônio Carlos Gomes (São Carlos, Campinas, 1836 – Belem, 1896) fue el primer compositor latinoamericano aceptado ampliamente en Europa. Con un talento musical evidente desde su niñez, su pasaje por el Conservatorio Imperial de Rio de Janeiro acentuó su admiración por la ópera y por los modelos compositivos de Rossini, Bellini, Donizetti y Verdi. Continuó sus estudios en el Conservatorio de Milán. Su ópera Il Guarany, de tema indígena – simplificación de la novela que le da origen - fue estrenada en el Teatro Scala en 1870, con extraordinario éxito; tuvo un récord de presentaciones en Milán, superada sólo por la Aída de Verdi. Su estreno latinoamericano tuvo lugar en diciembre de ese año en Rio, en ocasión del cumpleaños del emperador Pedro II, a quien Gomes veía como un posible conductor de una especie de Risorgimento brasileño.

Gomes se interesa en los temas de conflicto social de su época y los utiliza en algunas de sus óperas, también en Lo schiavo; esta preocupación no supone una búsqueda de lenguajes diferentes a los modelos europeos, más allá de la presencia de algunos rasgos rítmicos de manifestaciones populares urbanas del Brasil de la segunda mitad del siglo XIX. En su lenguaje predominan los elementos italianos, si bien aparecen rasgos que demuestran su interés por Wagner – Gomes queda inserto en la lucha entre belcantistas y wagnerianos. Sus analistas consideran que irrumpe en el espacio hegemónico europeo con una mirada en la que predomina el exotismo y un tratamiento romántico de los temas, de manera que no propone una ruptura con los modelos citados.

Lo schiavo es una de sus últimas óperas, con libreto de Rodolfo Paravicini basado en una obra teatral del Vizconde de Taunay. Se estrenó en el Teatro Imperial Dom Pedro II, en Rio de Janeiro, en 1889. En Lo schiavo el sujeto social se traslada al problema de la esclavitud, de candente actualidad en el momento de su creación. Sin embargo, generó polémica en los círculos abolicionistas de Brasil, ya que transforma a los esclavos afrobrasileños del texto original en indígenas. Desde el punto de vista musical esta ópera muestra la madurez de Gomes, con cambios en la búsqueda armónica, mayor balance en la estructura y manejo de la orquestación. Estos aspectos son notorios en la Alborada.

 


 

Henrique Oswald – Concierto para piano y orquesta opus 10.

Henrique Oswald (Rio de Janeiro, 1852 - 1831) se forma en piano desde niño, y continúa sus estudios en Florencia. Su producción representa el romanticismo brasileño; aunque interesado en los nuevos lenguajes, no los incorpora en su producción, con excepción de algunos aspectos de contacto con el impresionismo. Su obra recorre casi todos los géneros académicos: concierto, música de cámara, ópera, música sacra, canciones para voz y piano. La crítica y destacados compositores – Saint-Saëns, Milhaud, los brasileños Villa-Lobos y Magnone - han coincidido en que su creación más valiosa radica en la obra de cámara, entre la que destaca el Quinteto en Do Mayor op. 18.

En su carrera europea se destaca el premio recibido en 1902 por su pieza Il neige! en un concurso organizado por el periódico “Le Figaro” y entre más de seiscientos participantes, con un jurado integrado por Saint-Saëns y Fauré (la prensa comenta la sorpresa de que el ganador, presentado con seudónimo, no fuera un francés… ) Otros premios vendrán luego, y un prolongado reconocimiento nacional e internacional. El compositor alterna períodos de estancia en Europa y Brasil; dedica gran parte de su tiempo a la docencia.

El Concierto para piano y orquesta Op. 10 muestra el lenguaje romántico de Oswald, con un equitativo protagonismo de piano y orquesta. El instrumento solista evidencia la influencia de la escuela de Franz Liszt, uno de los músicos más admirados por el compositor, a quien conoció en su época de estudiante. Como puede apreciarse, las escuelas en auge en la época de su formación se vinculan en su obra, que también muestra la capacidad para el fluido encadenamiento de los motivos melódicos y la limpieza en el aspecto formal.

Luego de décadas de olvido a causa de su preferencia por no incursionar en las corrientes de vanguardia, la obra de Oswald ha comenzado a ser investigada e interpretada, con el rescate necesario de muy numerosas piezas no publicadas.


 

Antonin Dvorak – Sinfonía N° 8 en Sol Mayor opus 88.

La obra de Dvorak (Nelahozeves, Bohemia, Imperio Austríaco, 1841 - Praga, Bohemia, Imperio Austrohúngaro, 1904), uno de los compositores más versátiles del S.XIX, suele asociarse en un enfoque simplista al nacionalismo checo de Smétana; sin embargo, su estilo musical está marcado por la diversidad y la complejidad. Su producción más temprana muestra la influencia de Mozart, Beethoven y Mendelsohn en cuanto a patrones técnicos y formales. Hacia fines de la década de 1860 y hasta 1874 aborda una fase más experimental que recoge los aportes de Wagner y Liszt. Ya hacia la época de su Quinta Sinfonía (1875) su experimentalismo deja paso a una mayor atención a la forma clásica, con melodías simétricas. una menor exploración en el campo armónico y atención a la obra de Brahms. Al mismo tiempo, comienzan a aparecer en su música elementos del folklore eslavo provenientes de su estudio de colecciones folklóricas así como de su relación con Smétana y Janácek: ritmos sincopados de danzas como la polka, mazurka, spacirka, sousedská, dumka y furiant; melodías de canciones populares checas.

La Octava Sinfonía fue compuesta en el verano de 1889 en la villa de Vysoka, cerca de Praga, y estrenada el año siguiente. Se plantea en la tonalidad de Sol Mayor, poco frecuente entre los compositores románticos; Dvorak juega también con la alternancia entre la tonalidad mayor y menor. El Primer Movimiento ya presenta contrastes entre pasajes enérgicos y respuestas líricas desde las maderas. Es importante el trabajo de dinámica. El Segundo Movimiento toma forma de scherzo; es evidente la influencia de Brahms y sus Danzas húngaras. Dvorak confía al oboe el desarrollo de una melodía popular, retomada por los violines. El movimiento final, con su parte central en do menor en ritmo de marcha, muestra nuevamente la inspiración brahmsiana. El final es absolutamente romántico, pero también constituye una de las propuestas más modernas del compositor, quien trabaja sobre variaciones. Dvorak llegó a escribir diez versiones de este final, cuya comparación es ejemplo del trabajo artesanal en la escritura sinfónica, madurando hasta la versión final.

La Octava Sinfonía muestra innovaciones formales en los dos primeros movimientos, y un notable manejo de los contrastes en la orquestación. La patria checa está presente, nación reelaborada a través de melodías y ritmos tratados a través de lenguajes académicos europeos.

 

 

Marita Fornaro Bordolli

Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas/

Escuela Universitaria de Música

Universidad de la República

 


 


 

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